Localización: Murcia
En esta vivienda se trabajaron tres formatos distintos de cortinas, cuidadosamente elegidos según el carácter de cada espacio y en diálogo con la carpintería y la luz natural.
En la cocina se optó por una Veneciana de madera, en el mismo tono que la carpintería, permitiendo regular la entrada de luz a través de sus lamas orientables. Una solución funcional y cálida que acompaña el uso cotidiano del espacio.
En el salón, una gran cortina de suelo a techo vestía el ventanal de más de cuatro metros de altura. El tejido, también en tonos que armonizan con la carpintería, aportaba continuidad visual y una sensación de recogimiento sin perder la conexión con el exterior.
Por último, en la zona de comedor —que funciona como transición entre la casa y el jardín— se colocaron visillos ligeros en un tono claro. Esta elección introduce un contraste sutil con los tonos marrones predominantes en las demás cortinas, aportando frescura y luminosidad a esta zona de paso y encuentro.
Una propuesta textil pensada para acompañar, matizar y potenciar la arquitectura sin imponerse a ella.
